Llegué a casa a las ocho en
punto. Mi madre me saludó con un beso y me sentí terriblemente culpable por
estar mintiéndole. No es que siempre le dijera la verdad, pero yo no
acostumbraba a faltar al colegio. Me escabullí escaleras arriba antes de que me
preguntara qué tal me había ido el día. Una vez en mi habitación, cerré la
puerta y me consolé pensando que no estaba mintiendo, solo estaba… ocultando
información. Me tumbé en la cama y contemplé el techo, riéndome al pensar que a
Lauren le encantaría esa forma tan sutil de decirlo.
Y entonces una bombilla se
encendió en mi cabeza. Lauren. Sophie. No tenían ni idea de nada. Me apresuré a
sacar el móvil de la mochila, esperando encontrarme mensajes y llamadas
perdidas. Desbloqueé la pantalla y… Nada. Me sentí un poco decepcionada. ¿No se
habían preocupado por mí en todo el día? Pues vaya…
En ese instante, comenzó a
vibrar. “Un nuevo mensaje de Sophie”. Lo leí.
“Eeeeey. No voy a pedirte
que me cuentes lo que has hecho hoy porque prefiero verte la cara cuando lo
hagas. Jeje. Lauren ha estado medio ausente todo el día, casi le quitan la
BlackBerry en Filosofía. Estaba hablando con Niall. A ella también tendremos
que interrogarla… Te hablo ahora porque las clases de piano hoy han durado más
de lo habitual y se me quedó el móvil sin batería por la mañana… En fin, que
mañana tenemos charla pendiente…”
Continuaba diciéndome los
deberes. Era bastante poco, así que apagué el móvil tras responderle brevemente
y me puse a hacerlos. Y sonreía. Dudaba que la sonrisa fuera a abandonarme en
algún momento.
En una casa cercana
~Conversación de WhatsApp~
Nialler: Eh, venga, te dejo
ya, que tendrás deberes que hacer y no quiero distraerte más.
Lauren: ¿Hacer deberes yo?
¿Pero por quién me has tomado? ¿Por alguna clase de chica aplicada cursi que se
pasa los días estudiando y encerrada en casa? Qué mal, qué mal.
Nialler: No, si aplicada ya
sé que no eres. Te has tirado las seis horas de clase hablando conmigo, mucho
no debes haber atendido.
Lauren: Pues si mañana no sé
de qué hablan en clase, será tu culpa.
Nialler: Eres mala.
Lauren: Pero aun así te
encanto.
Nialler: Creída.
Lauren: Idiota.
Nialler: ¿Quedamos el viernes?
Lauren: ¿Qué?
Nialler: Que si quedamos el
viernes. A no ser que ya tengas planes, claro.
Estuve a punto de
responderle. De hecho, escribí un bonito “recógeme a las cinco”, pero no llegué
a enviarlo. Porque había levantado la mirada mientra Niall escribía y había
visto mi reflejo en el espejo que adornaba la puerta de mi cuarto. Y tenía una
sonrisa estúpida en la cara. Y esas sonrisas nunca pronostican nada bueno.
Apagué el móvil, dejando la
conversación sin acabar. Cogí mis cascos, mi skate y una gorra. Metí las llaves
de casa en una sudadera de mi hermano y salí de mi casa.
Patiné, sin parar en ningún
momento, sin pensar, dejándome llevar por la música, vaciándome de todo
pensamiento. Sin rumbo. Por desgracia, ese estado de vacío duró poco. Mi cerebro
se puso a trabajar y las dudas me asaltaban y sin embargo, no veía ninguna
respuesta. “¿Estás enamorada?” “¿Te gusta Niall?” “¿Acabas de rechazar la cita
de tus sueños?” No, no la había rechazado. Simplemente la había ignorado. “¿Has
ignorado a Niall James Horan? ¿Pero quién te crees?” Seguí patinando, cada vez
más rápido, y solo paré cuando las lágrimas me impidieron seguir viendo el
camino. Hice saltar mi tabla, me la coloqué bajo el brazo y me senté en un
banco al pie del camino.
En uno de los pocos libros
que había leído, recuerdo que ponía que lo mejor en estas situaciones es
ordenar los pensamientos comenzando por el principio. Así que empecé.
Soy Lauren y siempre he
vivido en Londres. Con eso no hay problema. Tengo un hermano mayor. Por su culpa
me he comido muchas peleas, pero me ha enseñado a hacerme fuerte. Alguna vez me
pegó por algo. Recuerdo que decía que no pegaba a chicas, pero que yo era una
excepción. Hago skate desde que tenía doce años. Por aquella época ya era amiga
de Alison y Sophie, pero no quedaba tanto con ellas. Perdía mi tiempo yendo al
skate park. Y aprendía. Al principio tan solo miraba a los otros skaters. Todos
eran chicos, y todos eran mayores que yo. Comencé a ir a horas a las que casi
no había nadie. Me recogía el pelo y me ponía la gorra, parecía un chico. No
tenía pecho, ni caderas, tardé más que el resto de chicas en desarrollarme.
Quería encajar y ese era el único sitio en el que me veía capaz de hacerlo.
Recuerdo que me di muchos, muchísimos golpes hasta que conseguí hacer mi primer
ollie. Subir las rampas y hacer piruetas me costó una fractura del brazo. Pero
nunca dejé de intentarlo y poco a poco me convertí en una más. Los chicos me
saludaban y me trataban como a uno de ellos. También recuerdo la primera vez que
se me cayó la gorra delante suya. Se sorprendieron al ver mi ondulada melena
castaña enmarcándome la cara, pero no le dieron más importancia. Fue un alivio
que todo siguiera siendo lo mismo entre nosotros.
Y ahí me di cuenta de el por
qué de mis lágrimas. Al descubrirlo, me reí, al principio en silencio, pero
terminé subiendo el volumen y una pareja de enamorados se giró a mirarme. Les
saludé con la mano y continué riendo, ante sus caras de sorpresa.
La respuesta, era el miedo.
Miedo al amor. Miedo a los sentimientos. Miedo a deshacerme de esa coraza de
chica dura e irrompible que siempre me había acompañado. Miedo a volverme débil
y frágil. Había crecido entre chicos, primero mi hermano y luego los skaters,
de los que fui amiga inseparable durante dos años enteros. Ellos nunca me
trataron como solían tratar a las otras chicas. Me llamaban ‘tío’. Claro que a
mí no me molestaba. Es más, lo prefería. La imagen que siempre he tenido de las
chicas es, lógicamente, la que el mundo me mostraba. Niñitas vestidas de rosa,
presumiendo de Barbies y de pintura de uñas mientras yo saltaba de alegría por
tener ruedas nuevas para mi tabla. Nunca me había permitido el pararme a pensar
en mis sentimientos. La primera vez que me enamoré, huí. Y supongo que esta es
la segunda. Es como la oportunidad que nunca me di con aquel chico.
Y en ese momento, mientras
las luces de las farolas comenzaban a ser insuficientes para alumbrarme la
vuelta a casa, supe que tenía que hacer, supe que debía arriesgarme, supe que
esta era la caída de la que nunca había conseguido levantarme y sentí que tenía
que aprovechar la oportunidad que me estaban brindando. Así que cuando llegué a
mi casa, lo primero que hice fue encender mi teléfono y enviar la respuesta que
hacía dos horas debía haber dado a mi pequeño duendecillo.
A punto de acostarse, en una habitación mucho más grande.
Acababa de ponerme el pijama
cuando escuché el molesto sonido que hacía mi móvil al recibir un nuevo
mensaje. Miré la pantalla, sin mucho ánimo, pero una sonrisa se fue dibujando
en mi rostro a medida que avanzaba en la lectura.
“Hola Sophie, preciosa. ¿Qué
tal? El sábado estuvo bien. A los chicos y a mí nos gustaría mucho volver a
repetirlo, todos, y pudiendo quedarnos hasta el final esta vez, eh. Espero que
podáis salir. Además, tienes cosas que contarme si no recuerdo mal. Un beso,
bonita.”
Le respondí diciendo que tenía
que preguntar a mis amigas, pero que dudaba que pusieran algún inconveniente.
Apagué el teléfono y me tumbé sobre la cama, dejando que el sueño me venciera y
me acogiera en sus brazos, con imágenes en las que Harry me recogía y me
llevaba a una preciosa fiesta, y
bailaba hasta no poder más…
Sueños por cumplir, sueños
por los que luchar, sueños que no tardarían mucho en complicarse.
Me encanta Teresa, estoy ansiosa por saber que pasará en el próximo capitulo ¡Sube pronto! xx
ResponderEliminarTeresa, te tengo que decir que esta es una de las novelas que más me ha llegado. Eres capaz de transmitir perfectamente lo que nosotras sentiríamos al conocerlos, y hay partes en las que realmente me siento como si fuera una de las chicas protagonistas. El argumento genial también, muy creíble, y escribes muy bien en mi opinión T, estoy deseando que escribas ya el siguiente porque no lo puedes quedar así AHDKJGLASDHKLGASDFG, adoro a Niall, super adorable y con Lauren son tan tiernos y Harry y Sophie.. me encanta su 'historia', que espero que pronto comience aghkjgas, y Zayn y Ali so lovelys, adoro a todos JAJAJAJAJ, y a ti T, sigue así porque nos tienes viciados <3
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