Una
vez fuera, me paré en medio de la calle, aun con la respiración agitada. Los
alrededores del pabellón estaban casi vacíos. Habíamos sido las últimas en
salir del backstage. Miré a Lauren, que se tapaba la cara con las manos.
Respiré hondo un par de veces y me giré por completo hacia donde estaba mi
amiga.
- ¡Guau!
¡Qué pasada! –fue lo único que pude de decir.
- Ha
sido… No soy capaz de describirlo. De momento, dejémoslo en perfecto. – Lauren se secó las lágrimas, que por
fin parecían haberse decidido a salir y corrían ahora por sus mejillas.
-
Oh, vamos, no llores. – Ella no era de las que lloraba, siempre iba de fuerte y
solía ser la que consolaba a los demás. Supuse que la emoción le había podido.
La abracé, y al poco se separó de mí, sonriendo.
-
Voy a llamar a Sophie. Se va a quedar a dormir con nosotras.
-
¿Fiesta de pijamas? – pregunté, riéndome, mientras Lauren sacaba el teléfono y
llamaba.
-
¡Hola, Sophie!
-
Lauren, a lo mejor no la dejan, lo estás planeando todo sobre la marcha…
-
¿Te vienes a mi casa a dormir? – mi amiga me lanzó una mirada de reproche y se
llevó un dedo a los labios, haciéndome callar.
En ese mismo momento, al otro lado del teléfono
- ¿Yo? Lauren, no sé si van a dejarme.
-
¡Pregúntales! Diles que hace mucho tiempo que no te quedas, que quieres hablar
del concierto, y bueno, convénceles. Siempre lo haces.
-
No llevo pijama. – me reí. Iban a dejarme, lo sabía. Llevaba sin hablar con mi
padre mucho tiempo. Estaría encantado de dejarme ir si sabía que así me haría
feliz. Me habría dejado hacer cualquier cosa con tal de verme bien. Y de todas
formas, si no me daban permiso, Lauren me raptaría, no iba a aceptar un ‘no’
por respuesta.
-
Venga, ese no es problema, te dejo yo uno.
-
Tía, cuelga, deja que Sophie llame para que le den permiso- escuché la voz de
Alison de fondo.
-
¡Ay, es verdad! Te esperamos en el cruce que hay antes de llegar a mi casa.
¡Llámame cuando te den una respuesta! – colgó, sin dejarme responder.
Suspiré.
Mis amigas estaban locas. Cómo las quería. Busqué el teléfono de mi padre en la
agenda, lo seleccioné y llamé. Un pitido, dos, y finalmente, alguien descolgó
al otro lado.
-
Sophie, hola, ¿cómo estás? ¿Necesitas que te recoja? – sonaba preocupado.
-
No, a ver, te llamo porque mi amiga Lauren me ha invitado a dormir a su casa.
Han estado también en el concierto y bueno, tenemos cosas que contarnos. –
Sobre todo tendrían que contarme su encuentro con los chicos. Suavicé un poco
la voz y continué hablando. - ¿Me dejas ir, papá?
-
¿A dormir? – vaciló unos segundos antes de responderme.- Claro, sí, quédate. –
Sonreí para mí, sabía que me dejaría.
-
Vale, muchas gracias. Adiós.
-
¡Espera! – mi padre habló justo antes de que colgara. – Si necesitas algo, lo
que sea, llámame.
-
Está bien. – acepté. – Hasta luego. – dije, y colgué.
Eché
a andar en dirección a casa de mi amiga, sin dejar de pensar en el concierto.
Había gritado como nunca, bailado y saltado. Habían conseguido hacer que mis
problemas desaparecieran durante dos horas y media. Ellos siempre lo
conseguían.
Envié
un WhatsApp a Lauren diciéndole que ya iba para allá, que me habían dejado. En
menos de dos minutos estaba en el cruce y se acercaron para saludarme.
-
Bueno, ¿qué os ha parecido? – pregunté mientras seguíamos avanzando para llegar
a la casa de nuestra amiga.
-
Una auténtica pasada. – Alison fue la primera en responderme. – Si ya les
quería antes, imagínate ahora.
-
Es que, es todo, sus caras, sus voces, sus sonrisas, las canciones – Lauren
hablaba deprisa, moviendo las manos. – Bueno, estabas allí, lo viste todo.
-
Sí, pero no pude abrazarles. – las piqué, pero en seguida me reí. – Contadme
como fue, venga.
-
Eso dentro. – Lauren sacó las llaves una vez estuvimos en la puerta de su casa.
Giró la llave dos veces y nos hizo pasar.
-
Hooooola, ya hemos vuelto. –saludó.
-
¿Cómo lo habéis pasado? – La madre de mi amiga se nos acercó, sonriendo. Estaba
en pijama, y tenía cara de sueño. Se había quedado despierta para esperar a su
hija. Qué buena era. Todo ese amor de madre se me clavó un poco dentro, pero dejé de pensar en
ello. Acepté los dos besos que me dio Helen y seguí a mis amigas escaleras arriba,
hacia el cuarto de la anfitriona.
-
Tu madre es un cielo, Lauren, no sé cómo puedes quejarte – le dije, una vez
dentro de la habitación, mientras soltaba mis cosas en el suelo.
-
Se comporta así porque estáis vosotras. – nos dijo, pero no le dio más
importancia. Sacó un pijama de uno de sus cajones y me lo tendió. – Toma,
supongo que te irá bien.
Nos cambiamos las tres y Lauren salió del cuarto para coger un colchón de la habitación de su hermano. Volvió al poco, arrastrándolo por el pasillo y resoplando.
- ¡Gracias por ayudarme todas! ¡Sois geniales! – ironizó.
Alison se rió y la ayudó a meter el
colchón en el cuarto. La habitación era bastante espaciosa y cabíamos las tres
de maravilla. Colocamos las sábanas sobre el nuevo colchón y sacamos la cama de
la litera en la que dormía Lauren.
Una vez estuvo todo listo, me senté cruzando las piernas sobre el colchón y las
miré, expectante.
Me
contaron toda la historia con pelos y señales. Interrumpí de vez en cuando para
reiterar la envidia que les tenía, pero siempre riéndome. Cuando acabaron,
estaba casi tan emocionada como mis amigas.
- ¡Qué suerte que tenéis! – les dije, lanzándome sobre ellas y tumbándolas sobre la cama.
- ¡Qué suerte que tenéis! – les dije, lanzándome sobre ellas y tumbándolas sobre la cama.
-
¡Ay, Sophie, quita, me haces daño! – Alison se reía, intentado deshacerse de
mí.
Una vez nos recolocamos,
ésta nos miró, sonrojándose.
- ¿Qué pasa?
- Bueno, hay algo más que
no os he contado a ninguna – confesó.
Unos
minutos antes, en el interior de un camerino.
- Oye, Zayn, llámame un
segundo, quiero escuchar cómo suena mi nuevo tono de llamada. – Louis me sonrió
y me lanzó mi BlackBerry, que hasta entonces había estado sobre la mesa. Fui a
llamadas recientes para llamar a mi amigo, pero vi algo que me sorprendió.
- Eh, ¿habéis estado
jugando con mi teléfono? – pregunté, a nadie en especial. Siempre me decía que
tenía que ponerle contraseña, pero acababa olvidándolo.
- Qué va. – Niall se me
acercó y se sentó en el brazo del sillón en el que yo estaba, mirando
mi móvil. - ¿ ‘Call me maybe’ ? Tío, ¿quién es ese? ¿Por qué tienes un contacto
que se llama así? – Empezó a reírse, sin quitar la expresión de desconcierto de
su rostro.
- No tengo ni idea, Niall,
no sé quién es. Yo no lo he guardado.
- ¿No?- pareció creerme.- Y bueno, ¿no tienes
curiosidad? En fin, es un nombre ingenioso, ¿no quieres saber quién es?
- No sé, yo... Supongo que sí.
–admití. ¿A quién se le habría ocurrido guardar su número en mi móvil como
‘Call me maybe’?
- Pues sólo hay una forma
de averiguarlo – me dijo, y sin más, pulsó el botón de llamada.
Segundos
antes, en una improvisada 'fiesta' de pijamas.
- Un momento, ¿nos estás
diciendo que tienes el teléfono de uno de los chicos guardado en tu móvil? –
Lauren me miraba, incrédula.
- Sí, sí, más o menos – le
respondí, tapándome la cara. Había sido algo estúpido, yo no solía hacer cosas
como esa.
- No conocía esa faceta
tuya. – Sophie sonreía. –Robas teléfonos y les añades tu número con un nombre
misterioso.
- Bueno, ¿qué iba a hacer?
¿Dejarlo allí sin… - comencé, pero mi frase se vio interrumpida por las
primeras notas de Drunk, de Ed Sheeran, y la pantalla de mi móvil se iluminó. ‘1D
, llamada entrante’, se podía leer. Los latidos de mi corazón se acelelraron y me apresuré a cogerlo. Intentado que mi
voz sonara tranquila, hablé.
- ¿Sí? ¿Quién es? –
pregunté
- ¿Quién eres tú? – me dijo,
desde el otro lado del teléfono, la inconfundible voz de Zayn Malik.
Zayn, I just met you, and this is crazy, but here's my number, SO CALL ME MAYBE. Como no llamara iba yo mismo a hacer que os llamara. JAJAJAJAJA. Oye, perfecto <3.
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