-¿Yo?
– rehuí. No sabía qué decirle. ‘Sí, mira, soy una de tus fans, he guardado mi teléfono en tu móvil sin tu
permiso…’ Sonaba bastante mal. Busqué la mirada de mis amigas en busca de
ayuda. Lauren me arrancó el teléfono de las manos y puso el altavoz.
-
¡Di algo! – me susurró Sophie.
-
Soy Alison, ¿no te acuerdas de mí? – dije, pero en seguida me arrepentí. ¿Por
qué se suponía que debía a acordarse?
-¿Alison?
– escuché que decía. – Pues ahora mismo…
-
¡Vamos, pero si acabas de vernos! – dijo Lauren, enfadada.
-
¿Quién más hay ahí? – preguntó desde el otro lado de teléfono una voz con
acento irlandés.
-
¿Y ahí? – volví a evitar responder.
-
¿Vas a seguir haciendo eso? Lo de responder mis preguntas con más preguntas,
digo. – Zayn lo dijo enfadado, pero al acabar la frase escuché que se reía.
-
Bueno, vale, estoy con dos amigas. A una de ellas la conoces. – no respondía,
así que le di otra pista. – Se llama Lauren, yo soy Alison y hoy hemos estado
en vuestro concierto… ¿Ya?
-
¡Ah, sí, ahora me acuerdo! Sois las directioners que llevabais una pancarta muy
guay. Una rubia y otra castaña, sí, ya os recuerdo – detrás de sus palabras
creí que asomaba una sonrisa, pero no le estaba viendo, así que era difícil determinarlo.
-
Te ha costado ¿eh? – se mofó Lauren.
-
Perdonad, pero no acostumbramos a tener en nuestra agenda el número de nuestras
fans. – respondió Niall, un poco ofendido.
-
A todo esto, ¿cómo es que lo tenemos? – Zayn hizo la pregunta a la que más
miedo tenía.
-
Pues, bueno… - balbuceé. Iban a pensar que era una loca si se lo contaba.
-
¿Qué más da eso? – intervino Sophie, sacándome del apuro. – Es el destino.
Tenéis el teléfono y llamáis, y así nos hacéis felices
- No
me lo vais a contar, ¿verdad? – se rindió Zayn.
-
Al menos esta vez no. – Sophie y sus respuestas inteligentes.
-
¿Eso quiere decir que habrá más veces? – preguntó Niall.
-
Evidentemente – dijimos a la vez, lo que provocó nuestras risas, y al poco, las
suyas.
-
Oye, ¿y cómo se llama la otra chica? La que no ha venido… - preguntó Zayn
cuando nos calmamos.
-
Soy Sophie – dijo. – En realidad sí que he ido, pero sólo al concierto, ya
sabéis.
-
¡Ah, genial! ¿Y qué te ha parecido?
-
Ha sido increíble, de verdad. El mejor en el que he estado.
-
Viniendo de Sophie, eso es un gran cumplido. Creo que ha asistido a todos los
conciertos de Londres y alreded… - la frase de Lauren se vio interrumpida por
un empujón de Sophie, que la tumbó en la cama en la que estábamos sentadas.
Los
chicos reían al otro lado. Hablamos un poco más de lo mucho que nos había
gustado su concierto, y conocerles. Nos dieron mil veces las gracias. Qué
geniales eran.
-
Bueno, no quisiera ser maleducado, pero tengo hambre. – dijo Niall.
-
Ay, es cierto, y estaréis cansados. – ¿Cuánto tiempo llevábamos hablando? Miré
el teléfono. 24 minutos. Guau.
-
Pues ya hablamos otro día chicos. Recuerdos a los demás – se despidió Lauren.
Parecía que les conociéramos de toda la vida.
-
Eso, hasta pronto. – les dijo Sophie, resaltando el ‘pronto’.
-
Un placer hablar con vosotras. Hasta otra – dijo el irlandés, y oímos ruido de
pasos. Quité el altavoz y me llevé el teléfono a la oreja.
-
Adiós, y gracias por todo.
-
A ti. No creas que he olvidado el misterio de por qué tu número ha aparecido en
mi móvil…
-
Zayn, yo…
-
Eh, no te preocupes. Me ha encantado volver a hablar contigo. –dijo, y sin más,
colgó.
Me
quedé mirando el teléfono unos segundos. ¿En serio me había dicho eso? ¿Le
había encantado hablar conmigo? ¿Sería verdad o se despedía siempre así de la
gente?
Mis
pensamientos se vieron interrumpidos por un grito de Sophie. ‘¡Qué fuerte!’
creí entender. Lauren le había puesto una almohada en la boca para que no
despertara a nadie. Era bastante tarde. Así que, sin decir nada, las tres nos
fuimos a nuestras respectivas camas e intentamos dormir.
Pasados
unos minutos, escuché como las respiraciones de ambas se ralentizaban y un
ronquido lejano de Lauren. Habían caído derrotadas en los brazos de Morfeo. Yo
no podía. Es decir, me moría de sueño, pero seguía dándole vueltas a todo el
día que habíamos vivido: el concierto, los abrazos de los chicos, la
conversación telefónica y, sobre todo, a la última frase de Zayn: ‘Me ha
encantado volver a hablar contigo’. Y, metida en mis pensamientos, poco a poco,
con una sonrisa en la cara, yo también me fui quedando dormida.
A la mañana siguiente, recién despertados, en
otro lugar de la ciudad.
-
¡Buenos días! – gritó Louis, mirándonos con su amplia sonrisa desde un extremo
de la mesa del desayuno.
-
Hola Lou. ¿Cómo es que tienes tanta energía a estas horas? – Harry parecía
estar aun dormido.
-
Venga, ¿habéis dormido mal o qué? – se extrañó él. – Hace un día precioso. Y no
hay muchos como estos en Londres.
-
Ya van dos seguidos – intervine, aún masticando mi tostada. –Seguro que más
tarde llueve, es demasiada buena suerte.
-
No seas así de negativo, Niall. – Zayn me puso una mano en el hombro al
decirlo. - Y vacíate la boca antes de hablar, por favor.
Reí
y procuré terminar de masticar haciendo el máximo ruido posible. Zayn intentó
cerrarme la boca y no pude evitar reírme, manchándole el pijama.
-
¡Pero mira que eres guarro! – se quejó, mientras se quitaba la camiseta e iba
hacia la lavadora para echarla dentro.
-
Eh, chicos, cuando acabéis de escupiros comida, tengo algo que deciros. – Liam
nos sonrió, sujetando su teléfono en la mano. – Acabo de hablar con Danielle.
Dice que si queremos ir a la bolera esta tarde. – miró a Louis y añadió. –
Eleanor también va.
Nos
miramos unos a otros y asentimos. Bolera significaba pasarlo bien, escuchar
música, jugar y además estar todos juntos. Plan perfecto para la tarde del
sábado.
-
Pero esperad un momento. – Harry parecía preocupado. – No es justo. Vosotros
vais con Eleanor y Danielle. ¿No podemos ir nosotros también con alguien?
-
¿Qué sugieres? – preguntó Zayn, sin comprender. – Espera, no hay nada que no
nos hayas contado ¿verdad?
-
No, no, no eso. – le tranquilizó, riendo. – Lo que quiero decir es que bueno,
somos tres de los cinco miembros de One Direction. Tiene que haber alguna chica
en Londres que quiera venir con nosotros. Es más, seguro que hay tres chicas
dispuestas a jugar a los bolos esta tarde. ¿No conocemos a nadie?
Miré
a Zayn, instintivamente. Los nombre de tres chicas acababan de acudir a mi
cabeza. Me quedé pensando en la última, la castaña de ojos verdes. Lauren. Fijé
los ojos en mi muñeca, en la pulsera azul que ella misma me había atado. ‘Para
que no me olvides’, me dijo, justo después de repetirnos la foto. Volví a mirar
a mi amigo, que debía estar pensando lo mismo que yo, porque sonrió a la vez
que sacaba su BlackBerry del pijama.
-
Ya estoy en ello, ya estoy en ello.
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